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CAPÍTULO 4: VIVIR ESPERANDO

Llegó de otro país con un oficio y mucha experiencia. “Sule, sabes más que nosotros”.

Se lo decía su profesor de chapa y pintura; el de soldadura; y ahora se lo recuerda su encargado en la planta de Opel. Pero él lo niega. Quiere aprender de los demás, está convencido de que ese es su papel ahora mismo.

 

Todavía no tiene una resolución. Pero su contrato de trabajo de 4 años lo arraiga a Zaragoza, en la que pasó por el programa para refugiados de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Un lugar donde se acompaña a los solicitantes de asilo y actúa así de trampolín hacia la estabilidad.